Vivimos en el ADN de nuestras madres.
Durante el embarazo, en la placenta se puede producir un tráfico de células inmunes en dos sentidos. Las células intercambiadas pueden multiplicarse y establecer una línea célular de larga duración que son inmunológicamente activas incluso décadas después del parto.
El microquimerismo es la presencia de un reducido número de células originarias de otro individuo y que, por lo tanto, son diferentes genéticamente a las células del individuo huésped. Este fenómeno puede estar relacionado con ciertos tipos de enfermedades autoinmunes; sin embargo, los mecanismos responsables de esta relación no están claros.
En humanos, y quizás en todos los placentarios, la forma más común es el microquimerismo fetomaternal en el que las células del feto pasan a través de la placenta y establecen una estirpe de células en el interior de la madre.1 2 Se ha documentado que las células fetales persisten y se multiplican en la madre durante décadas. Se desconoce el fenotipo exacto de esas células, aunque se han identificado varios tipos de células, como varias estirpes de células inmunes, células madre mesenquimales y células derivadas de la placenta. Se desconocen las consecuencias potenciales para la salud de esas células. Una hipótesis es que esas células fetales pueden desencadenar una reacción de \\\»injerto contra el huésped\\\» llevando a una enfermedad autoinmune. Esto ofrece una explicación potencial a por qué muchas enfermedades autoinmunes son más prevalentes en mujeres de mediana edad.3 La otra teoría principal es que las células fetales cobijan a tejido materno enfermo o lesionado donde actúa como células madre y participan en la reparación.4 5 Se sabe que las células fetales pueden migrar al corazón y reparar el tejido dañado tras una cardiomiopatía diferenciándose en distintas estirpes celulares.6 También es posible que las células fetales sean inocentes espectadoras y no tengan efectos en la salud materna.7
Se ha mostrado la existencia de microquimerismo en transfusiones de sangre a una población de inmunodeprimidos que habían sufrido un traumatismo.
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El quimerismo
El quimerismo es un trastorno genético cuya teoría postula que dos cigotos, tras la fecundación, se combinan formando uno solo que se desarrolla normalmente. El ser vivo resultante posee entonces dos tipos de células diferentes, cada una con distinta constitución genética. En la mayoría de los casos reportados, las células de órganos o zonas distintas del cuerpo tienen ADN distinto, como si fueran dos personas en una sola.1
Una variante de esta enfermedad genética es el microquimerismo en el cual los niveles de quimerismo son bajos. En este caso, hay células con una dotación de genes propia del individuo y otras con un perfil de ADN que solo es similar en un 50%, como el caso de un hermano; estas células pertenecerían a los gemelos bivitelinos de los animales.2
Corinna Ross, investigadora de la Universidad de Nebraska, descubrió que en los inicios del desarrollo fetal, los mellizos titíes comparten suministro sanguíneo y placentas fusionadas, permitiendo un flujo abundante de células fetales entre los miembros de la camada. Saber cómo los monos titíes mantienen la tolerancia inmunitaria a tantas células foráneas a lo largo de la vida ayudaría a los investigadores que tratan de impedir el rechazo humano de los órganos trasplantados o de los trasplantes de médula.
Según un programa especial realizado por Discovery Channel y presentado en el año 2008, esta enfermedad es causada por dos óvulos que han sido fertilizados durante el acto sexual, los cuales, antes de tres semanas, se unen y crean un ser con doble material genético, pero pueden existir casos en los cuales estos cigotos que se unen generan, en forma individual, individuos de diferente sexo, por lo que dentro de este caso existe la posibilidad de que el ser resultante sea un pseudohermafrodita, con células de su cuerpo con genotipo correspondiente a los dos sexos.3 Asimismo pueden existir casos donde el color de la piel no esté definido y pueda tener manchas por el cuerpo. Por eso, las personas quiméricas pudieron haber sido normalmente dos gemelos dicigóticos o mellizos.
Este podría ser el caso de los humanos XXY.