Faro y frontera…
Eso fue lo que sentí el martes cuando me llevaron a la playa en Tijuana.
Los faros me conmueven profundamente. Son una metáfora bien clara del trabajo espiritual.
Ultimamente vienen contando la historia de los 12 faros, con lo cual cuando me bajé en la frontera en la playa y vi el faro, salí corriendo a sacar foto.
Tengo varias fotos de la frontera y de cómo se va metiendo en el océano…
¿Frontera en el océano?
¡A quién se le ocurre!
Fronteras en todos lados…
Las fronteras marcan un límite hasta el cual se puede llegar o partir del cual no se puede pasar.
Cinco planetas en la Casa XI de Acuario son mas que suficientes para reírme de cuanta frontera y límite intenten marcarme.
No creo en las fronteras.
No acepto los límites.
Como no acepto los dogmas, los rituales, los paradigmas, los condicionamientos, el autoritarismo, y demás.
A mi nadie me va a decir dónde empieza y dónde termina mi libre albedrío.
Siempre me acuerdo de la frase de Victor Frankl cuando estando en el campo de concentración se dijo a sí mismo…
\\\»podrán tener mi cuerpo, pero nunca me tendrán a mi\\\».
Los límites y las fronteras los determinamos nosotros mismos.
Como el libre albedrío.
Llegar a Tijuana es llegar a la frontera mas transitada del mundo.
Es llegar al límite entre el EEUU y México.
Es llegar a la línea que separa lo anglo de lo latino.
Es estar al borde de la conquista. Por segunda vez en la historia.
La mujer en función de la cual estructuré mi humanidad es mi abuela Juana.
Parte de su familia creció y vivió en México.
Llegar a Tijuana es para mi simbólico. No solo por la referencia a su nombre sino porque esa fue la primer ciudad mexicana que pisé en mi vida, pasando a través de la línea que la separa de San Diego.
La última persona que atendí en las regresiones esta vez, es un hombre de nombre YOAN… Joan en inglés quiere decir Juana. Pero esta vez aplicado a un hombre. Mi abuela era hombre y mujer al mismo tiempo. Una taurina incansable, perseverante y caprichosa. Mujer… como la nueva conciencia que está entrando al planeta.
Ese día martes no se como ni se por qué había decidido convocar a una meditación colectiva a la tarde del día siguiente. Tampoco sabía para qué era la meditación.
Luego de ver la frontera en la playa supe para qué era la meditación.
Fuimos 11 personas.
La meditación se realizó para borrar las fronteras y los límites.
Recordé que en una sesión en DF nos habían dicho que íbamos a Tijuana a limpiar.
Y esto es lo que estábamos haciendo las 11 personas meditando en Tijuana: limpiando los bordes, las fronteras y los límites.
Al día siguiente, jueves, la primer regresión fue con una persona creadora de una idea que se desarrolló en la TV en Tijuana: LUZ SIN FRONTERAS.
Esa es la forma en la cual ELLOS nos hablan.
La meditación del miércoles para limpiar las fronteras dio como resultado la LUZ SIN FRONTERAS que re-despertó el jueves.
Gracias…
Gracias por confirmar que lo que hicimos tuvo efecto.
Boooooommm!!! Exploto mi corazon!!!