Imaginate un tejido.
Todo tejido comienza con una cantidad de puntos, que vas tejiendo y a medida que avanzas se va formando una trama. Cada punto unido al otro. Cada punto relacionado con el otro. Cada punto integrado a través del hilo al otro. Así se va formando la trama. Con unión, relación e integración.
Imaginate un tejido que comienza con 10 puntos.
Pero en el medio te salteaste uno… no fue a propósito. Simplemente se te escapó un punto…
Seguiste con la trama.
Pero la trama no es la misma. Ahora quedan 9 puntos.
Queda un agujero, se achica porque quedan menos puntos… Aún cuando el resto de los puntos se van adaptando para sustituir el movimiento del hilo en la trama para que el punto que te salteaste pueda ser reabsorbido.
Unas vueltas mas adelante, ni te das cuenta que la trama tiene un agujero.
Todos los puntos hicieron muy bien su trabajo.
Pero la trama se achicó, el hilo se estiró y el agujero queda… aunque luego se pierda en la trama.
Lo mismo pasa cuando alguien del clan se pierde en el camino…
La trama es mas pequeña.
El agujero queda.
El hilo tiende a estirarse para saltar el punto que se reabsorbió.
Con el tiempo parece que no se nota… porque la trama se sobre adaptó. Pero el agujero queda.
El hilo va haciendo el esfuerzo para absorber el agujero. Y eso tiene un costo energético, aunque no se note hasta el final. O hasta que alguna tejedora lo detecte.
Así es el clan.
Se puede equilibrar, solo lo que se detecta.
Lo que no, sigue dejando el agujero por el que se pierde la energía de toda la trama. Y se empequeñece… con cada vuelta un poco mas… aunque parezca un poco menos.