El sanador

La sesión de hoy fue rara.
Tocó el timbre mientras estaba escuchando un video de un banquero español que recorre el mundo presentando la banca ética. Un encanto de hombre y de mensaje.
Dejo el video y voy a recibir a la persona.
¿A qué no sabés dónde trabaja? ¡Sí! En un banco.
Nos sentamos en la sala donde hago las sesiones y me llaman de la alarma. La alarma del lugar donde estábamos sentados estaba avisando que había algo irregular sucediendo en ese lugar. La alarma no estaba conectada, pero igual sonaba. La tecnología es bastante sensible a estas energías.
Se ve que el hombre ya venía con sus acompañantes.
Que te cuento que al instante empecé con mi acting limpiador. Uy ¡no!
En el momento mandó mi hermana un mensaje por whatsapp preguntando si conocía algún libro de reiki para recomendarle (no había apagado el sonido del teléfono). A ver… es médica cirujana… y es de mi tribu… ¡imponé las manos y dejá salir la energía!
Si, por supuesto, se esperaba esa respuesta…

Todo nos estaba llevando a la sesión.
Ahora que lo veo estaba todo ahí.

La alarma.
El sanador con imposición de manos.
Y la limpieza.

¿Para qué vino?
Para limpiar lo que venía haciendo, para activar el próximo nivel (en la sesión se la pasó temblando sin poder parar) y para darme la alarma.
Es la única razón por la cual escribo esto… la alarma.

Hay muchos sanadores despertando.
La alarma me vino a decir que hay puntos importantes para tener en cuenta cuando se nos da el don de la sanación.
1. no sanamos nosotros. Sana la luz.
2. somos canales de la luz. Cuanto mas arriba conectemos, mas poderosa será la luz que baje.
3. respetar el libre albedrío. Es fácil para las personas ir a buscar a otro que nos sane en lugar de hacer el esfuerzo de sanarnos a nosotros mismos.
4. es el otro el que se sana a sí mismo con la luz que estamos antenizando. Porque eso es lo único que hacemos.

Somos antenas de la luz. Está en nosotros definir qué tipo de antena somos.
¿Imposición de manos?
Dejémonos de incoherencias.
No se impone nada a nadie.
Se respeta el libre albedrío en todas las formas. O se paga el precio.
Además, no necesitamos títulos para ser antenas de sanación, como no necesitamos títulos para leer los registros. O traemos el don, o no lo traemos.
Y si no lo traemos, inútil es pagarlo.

Como saben, para mí no existen enfermedades sino enfermos. La enfermedad es una elección que hacemos para enviarnos un mensaje a nosotros mismos. Una vez que tomamos el mensaje, la enfermedad (mensajera) no tiene ninguna razón de estar ahí.
Sobre el particular es necesario mencionar que somos depositarios de la historia genética de los ancestros y que por alguna razón elegimos la familia que elegimos. A veces nos toca a nosotros ser el canal de la sanación de toda la historia ancestral familiar terrestre.
La suerte es loca, al que le toca, le toca.
Y este es un gran mensaje también. Personal. Para mí.
Gracias, acabo de recibirlo.

¿La historia del hombre?
¡Ah! Si… imagino que ya escucharás de él.

2 comentarios en “El sanador”

  1. Somo antenas de luz…. como eliminar esas malas energias qe absorvemos cuando somo antenas de luz para otras personas …me pasa qe yo siento al final todo lo qe la otra persona sentia.

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