Conocés ese chiste que dice que hay un amigo buscando bajo una luz de un farol de la calle algo que se le perdió… Y viene otro amigo y le dice: ¿qué estas haciendo?
Buscando una llave que perdí. Le contesta.
¿Y dónde la perdiste? repregunta el amigo.
Allá, cerca de la puerta de entrada a la casa. Contesta.
Y… ¿por qué la estás buscando acá? dice el amigo un poco desconcertado.
Porque acá hay luz…
Cuantas veces en la vida buscamos las cosas no donde están de verdad sino donde a nosotros nos es más cómodo buscarlas. Y luego nos quejamos porque no las encontramos.
Es inútil buscar las cosas donde hay luz artificial.
Hay que buscarlas donde las perdimos, que es donde está la Luz natural, donde está nuestra luz.
En Argentina no hay IKEA. Pero hay algunos negocios parecidos. Podés comprar esos muebles chinos \\\»ARMELOS USTED MISMO\\\» para luego invertir horas de tu vida en armarlos como dice el manual. Si te tomas la molestia de armarlos o… si lees el manual (cosa que nunca hago hasta que no hay mas alternativa), te van a quedar perfectamente armados y listos, mágicos para ese lugar para el que los habías pensado.
Me gustan esos muebles chinos porque siempre vienen con todos los componentes justos como dice el manual. Nada más ni nada menos. Lo justo y necesario. Y si lográs seguir las instrucciones del manual, tu tarea va a tener sentido y vas a poder disfrutar del mueble.
Como ya te vine contando, estoy segura que como es arriba es abajo y que cada cosa de este mundo es un reflejo de otra cosa del otro mundo. Por eso, se de sabiduría que si tenemos manual para armar los muebles chinos es porque también tenemos manual para armar el cuerpo humano, por ejemplo. No, no es la medicina occidental. ¿Será la medicina china? Algo de eso debe haber.
El problema es que estamos buscando el manual del cuerpo humano en donde hay luz artificial y no donde lo perdimos. Lo perdimos cuando empezamos a analizar el cuerpo como algo separado y dividido en partes, en lugar de verlo como un todo que trabaja unido y en conjunto.
Siguiendo esta analogía… cuando compras un juego de mesa, siempre viene con las instrucciones del juego. O cuando vas al colegio, lo primero que te enseñan en las clases de deporte es el reglamento del juego con el que vas a jugar. Es cierto que los humanos tendemos a aprender \\\»a donde fueres, haz lo que vieres\\\» sin prestarle mucha atención a las reglas del juego… ¡Así nos va! Pero, tarde o temprano, cuando todo lo demás falla, vamos a buscar el reglamento, las normas, las instrucciones.
Ahora me pregunto… si los juegos vienen con instrucciones… la vida que es el más complejo de los juegos… ¿por qué no viene con las instrucciones?
¡Ah! ¡Ya se!…
No nos damos cuenta que perdimos la llave
O, si nos damos cuenta, la estamos buscando donde hay luz artificial.
Al don, al don, al don pirulero…
cada cual, cada cual, atiende su juego.
Y el que no, y el que no…
una prenda tendrá…
Este juego que se ha dado en llamar Vida viene con el manual de instrucciones.
Las estás buscando en esta dimensión.
No están ahí.
Cuando puedas elevarte más allá de los dogmas y las limitaciones del juego…
Cuando puedas ver al contrincante como lo que es: tu propio ego…
Cuando puedas entender el campo de batalla donde la lucha se desarrolla…
Ahí… vas a obtener el manual de instrucciones.
Y… paradójicamente… vas a comprender que siempre estuvo en tu interior.
El juego se llama vida.
La consigna es SER TU MEJOR VERSIÓN experimentando las limitaciones y las emociones.
El contrincante es el ego.
Y el manual viene codificado en tu ADN.
Listos…
Preparados…
YAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAY