El Faro de Richmond

Un faro esta siempre en el mismo lugar. No va a buscar a nada ni a nadie. Simplemente está ahí para quien necesite reconocer la costa desde su navegar por las aguas de la vida.
Siempre es interesante encontrar un faro que nos marque la costa, sobretodo cuando llega la noche.
Así fue como me encontré con la teoría de los faros.
Con el avance de las sesiones fui entendiendo mi tarea de activarlos y que ello se hacía en medio de algunas personas, sutilmente, imperceptiblemente para muchos pero bien concretamente para algunos.
Así fue la activación del faro de Richmond.
Un persona de habla hispana, oriunda de Colombia pero viviendo durante 29 años en diferentes lugares de New York. Ahora mudada a Richmond, Virginia.
Interesante lugar, por muchas razones desconocidas para la gente común y corriente.
No voy a entrar sobre este tema. Te dejo la investigación personal. Investigá Richmond, Virginia y verás.

Llegar a Richmond fue llegar a una aventura inimaginable de la cual ya te voy a hablar.
Ahora solo te voy a contar del taller donde se hizo la activación del faro.
Un taller que si lo hubiera querido armar de esa manera no hubiera podido.
Había una persona de cada uno de estos países y ciudades:
Argentina
Colombia
Ecuador
Guyana Francesa
Florida – Usa
Puerto Rico
Paraguay
México
Venezuela
Bolivia
Bulgaria
Éramos 13, por supuesto.

Había dos argentinos. Yo y un hombre.
Y había dos colombianas.
Justamente las nacionalidades del faro y del activador.
Te conté que la historia de los faros tiene que ver con la conciencia femenina y la liberación de la conquista ¿no?
¡Sí! Estoy segura que ya te conté de eso.
Por eso no me extraña que la energía de esta activación se haya tenido que distribuir por resonancia entre cada una de las nacionalidades representadas por las personas que asistieron al taller.
Nada es lo que parece…

Te conté también que el 40% de la personas en EEUU habla español, el idioma del corazón.
Lo que no te conté todavía es que el taller fue dado mitad en inglés y mitad en español, por la combinación del idioma de los participantes.
Para mi fue también un moverme de mi zona de confort.
Hablar español me es muy fácil. Es mi idioma materno.
Hablar inglés no solo es salirme de mi comodidad sino que significa para mí hablar el idioma de mi primer amor profundo. Y del segundo.
Así fue la mezcla de conmovedora.

Si me preguntás de qué se trató el taller… no tengo la menor idea.
No era yo quien hablaba. Se hablaba a través de mí. A veces en inglés y a veces en español.
Pero sí… hablamos de semillas estelares, de conquista y de re-conquista.
O de libertad y SER saliendo de la zona de confort.

El taller fue una preparación para la Ceremonia de Ayahuasca, o de conexión con la conciencia de la Pachamama representada por la conciencia de la planta.
Fue el combo completo de Mc Donalds. Por 50 centavos más nos conectaron Cielo y Tierra.
Como tiene que ser.

Aprendiendo a ver las señales que se esconden en los eventos… Una vez más, GRACIAS…
Misión Cumplida.

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